Saturday, June 7, 2008

Despotricamientos y otros devaneos

Varias cosas me dan vueltas en la cabeza. El hecho de ser un chileno fuera de Chile es una de ellas. ¿Cómo es Chile?...creo que los chilenos nacemos con esa pregunta en su disco duro, sin poder jamás respondérsela completamente. Es casi como: ¿quiénes somos? ¿ adónde vamos?, etc.
Igual de fatua y automática que la primera pregunta es el afán generalizante de cuanto chileno hable de Chile: "...noooo! si en Chile somos así o asá..." . La verdad es que no tenemos idea. Partamos por enunciar una verdad: Los chilenos hablan un idioma extranjero.
De ahí se pueden empezar a sacar conculsiones y a rebatir la validez de tal aseveración. Sin embargo, ahora después de más de siete años afuera puedo decirlo sin miedo, es verdad.
En Chile se habla Castellano.
Como se podrán imaginar, descubrí América en el mapa.
Sin embargo, Castilla está a miles de kilómetros de Arica y para qué decir de Punta Arenas. Aún así, pocos podrían dudar de mi dominio de la lengua Castellana al leer este post (libres están de cuestionar mi ortografía, sanidad mental o capacidad intelectual, sin duda).
Acaso el hecho de pensar en un idioma que no es el propio afecta el resultado del pensamiento, asumiendo que como en una telenovela mexicana, venimos tarde a darnos cuenta que "nuestro propio idioma" no era al final tan "nuestro" ni "propio".
¿Cómo es Chile?
Al igual que con el idioma, me he ido destetando de imberbes fantasias acerca de la supuesta "homogeneidad" de los chilenos. He visto tanta cosa impensable, que responder esa pregunta, más encima desde el extranjero, se hace cuesta arriba, por decir lo menos.
La primera respuesta fiel que podría dar es que Chile "es". Tal es un hecho.
Que vivimos concentrados en una decena de ciudades en un territorio 11 veces más grande que Irlanda habla de dos posibilidades: o somos flojos o somos miedosos. Santiago solo tiene más de 5 millones de habitantes, de una población de casi ¡16 millones!. En Aysén vive tanta gente como el el Condado de Sligo. ¡Y Sligo es diminuto!
Encuentro que el territorio de Chile es de una belleza tal, que embota, aboba, atonta. Es tan abisal (como dirían en La Escuela) que a fin de contrarrestar una naturaleza inquieta, creativa, cambiante, colorida, catastrófica, la gente que vive ahí es todo lo opuesto: "mijito, no se ponga ese chaleco verde-loro, qué dirán sus compañeros".
Las ciudades de Chile, excepto Santiago y Valparaíso, son en general fomes, pero de una fomedad casi criminal. De una falta de vida, limpieza y originalidad que es impresionante cómo no no hay más suicidios. Y lo bueno que hay, es vilmente ignorado o considerado un "obstáculo para el progreso" o "un lujo pa' los que tienen plata o viven en el extranjero"